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Assassin's Creed IV Black Flag

26.11.2013 23:12
 
La temprana llegada de este nuevo Assassin's Creed a Xbox 360 y PlayStation 3 en comparación con las versiones de la inminente nueva generación podría haberle hecho mucho daño, teniendo en cuenta que todo lo que Ubisoft había estado mostrando al público hasta ahora pertenecía a la versión PS4. ¿Qué iba a pasar cuando el comprador llegase a casa con su juego nuevo y viese que aquello no tenía nada que ver con lo que le habían estado vendiendo durante más de medio año? Es uno de los primeros de todos estos juegos que saldrán para ambas generaciones, y aunque muchos podrían pensar que una de las dos versiones terminaría en desastre, al final no ha ido tan mal para niguna de las dos.
 
Os presentamos a Edward Kenway. Egoísta, avaricioso, sin honor. Pero no es tan chulo como parece.
 
 
Assassin's Creed IV: Black Flag puede no ser uno de los buques insignia de la nueva generación, pero aún así puede llegar a sorprender, claro que en las versiones actuales que hoy actualizamos tampoco estamos hablando de un juego cualquiera. Bugs y estética a un lado, Assassin's Creed IIIseguía siendo un juego con un apartado técnico a destacar, y esta nueva entrega lo mejora en todos y cada uno de sus aspectos. Quienes no tengan pensado dar el salto generacional de inmediato no tienen por qué preocuparse, el juego en 360 o PS3 sigue siendo un lujo para los sentidos ylas diferencias con respecto a las nuevas versiones están más en efectos y detalles que en modelados o calidad general del juego.
 
La distancia de dibujado es amplia en 360 y PS3, pero no tanto como en la next-gen.
 
 
Si comparamos con lo que ya hemos visto en los vídeos o quienes ya hemos estado a los mandos de la next-gen, podremos ver diferencias en el aspecto, la transparencia, el movimiento y la iluminación del omnipresente mar, perdemos distancia de dibujado y detalle en las frondosas junglas de las muchas panorámicas que podremos obtener cada vez que sincronicemos una atalaya, y veremos que la vegetación no se mueve un ápice a nuestro paso al contrario que en la nueva generación o que en el mismo Far Cry 3 en el que se han inspirado para gran parte de la ambientación del juego. Por lo demás, la experiencia es exactamente la misma en cualquier generación, y donde la historia de Haytham Kenway y Connor nos llevaba a recorrer un mundo gris y sin atractivo, el pirata Edward Kenway no deja de llevarnos al bello mundo del atardecer constante, donde reina una cálida luz anaranjada, bien por el sol del Caribe o por la iluminación nocturna de las fogatas, pero todo es capaz de destacar entre el verde y azul de jungla y mar salvajes.
 
Viento, tormentas, mareas, navíos enemigos, fuertes y ballenas. Todo eso y más, en nuestra contra.
 
 
Assassin's Creed IV: Black Flag es un juego muy bello. Es una de las conclusiones más inmediatas que se pueden sacar después de más de 30 horas de juego, saqueando botines y almacenes de la Marina inglesa o española, navegando al mando del Jackdaw, desenterrando tesoros ocultos de otros piratas en islas abandonadas o indagando en los secretos de la cultura Maya. El mundo de Black Flag es inmenso, y esto tiene sus pros y sus contras. Al igual que en uno de los juegos con presencia naval por excelencia hasta ahora, Wind Wakerla navegación puede llegar a hacerse muy pesada si te lo tomas con prisa, o en el mismo principio del juego en el que no hay activado ningún punto de desplazamiento automático y una misión te lleva a una punta muy lejana del mapa con sus correspondientes quince minutos de un mar plagado de barcos a los que todavía no puedes vencer. El ritmo de las primeras horas deja mucho que desear.
 
ACIII también carecía de personajes relevantes para la historia del propio juego más allá de la 'historia real'. Black Flag tiene un elenco de secundarios envidiable, pero eclipsan a Kenway.
 
 
De todos modos, Ubisoft ha aprendido de muchos de sus errores, y se nota. Sigue habiendo alguna animación problemática, o enemigos que se quedan atascados en paredes, pero aunque los combates son cada vez más confusos y caóticos, el juego ya no es un nido de bugs molestos. De la Frontera al Caribe hay una gran diferencia, no sólo en extensión sino en el entretenimiento que nos sale al paso. Resulta difícil resistirse a cualquier actividad secundaria que aparezca en tu camino, y aunque te dirijas muy convencido al punto marcado en el mapa para tu siguiente misión, te encontrarás con que de camino has abordado varios barcos, has capturado un fuerte reduciendo la influencia del Gobierno, has desembarcado en un par de islas para descubrir algún secreto y cazar un par de ocelotes para hacerte una pistolera, has buceado entre tiburones y las ruinas hundidas de un naufragio para rescatar sus tesoros y has intentado clavarle una veintena de arpones a una ballena que no se lo merecía, pero estaba ahí y quieres hacerte ese atuendo extra de ballenero

 

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